ESTRATEGIAS DIDÀCTICAS CON ENFOQUE CONSTRUCTIVISTA
Díaz F. y Hernández G.
(1999). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo México, McGraw
Hill, Capítulo 5. http://www.facmed.unam.mx/emc/computo/infoedu/modulos/modulo2/material3.pdf
Diversas estrategias
de enseñanza pueden incluirse antes
(preinstruccionales), durante
(coinstruccionales) o después
(Posinstruccionales) de un contenido curricular específico, ya sea en un texto
o en la dinámica del trabajo docente. En ese sentido podemos hacer una primera
clasificación de las estrategias de enseñanza, basándonos en su momento de uso
y presentación. Las estrategias preinstruccionales por lo general preparan y
alertan al estudiante en relación a qué y cómo va a aprender (activación de
conocimientos y experiencias previas pertinentes), y le permiten ubicarse en el
contexto del aprendizaje pertinente. Algunas de las estrategias preinstruccionales
típicas son: los objetivos y el organizador previo. Las estrategias
coinstruccionales apoyan los contenidos curriculares durante el proceso mismo
de enseñanza o de la lectura del texto de enseñanza. Cubren funciones como las
siguientes: detección de la información principal; conceptualización de
contenidos; delimitación de la organización, estructura e interrelaciones entre
dichos contenidos, y mantenimiento de la atención y motivación. Aquí pueden
incluirse estrategias como: ilustraciones, redes semánticas, mapas conceptuales
y analogías, entre otras. A su vez, las estrategias posinstruccionales se
presentan después del contenido que se ha de aprender, y permiten al alumno
formar una visión sintética, integradora e incluso crítica del material. En
otros casos le permiten valorar su propio aprendizaje. Algunas de las
estrategias posinstruccionales más reconocidas son: pospreguntas intercaladas,
resúmenes finales, redes semánticas y mapas conceptuales. (p. 81-82).
Objetivos o intenciones
Los objetivos o
intenciones educativos son enunciados que describen con claridad las
actividades de aprendizaje a propósito de determinados contenidos curriculares,
así como los efectos esperados que se pretenden conseguir en el aprendizaje de
los alumnos al finalizar una experiencia, sesión, episodio o ciclo escolar. (p.
84).
Las funciones de los
objetivos como estrategia de enseñanza son las siguiente: 1. Actuar como elementos orientadores de los
procesos de atención y de aprendizaje. 2. Servir como criterios para poder
discriminar los aspectos relevantes de los contenidos curriculares (Sea por vía
oral o escrita), sobre los que hay que realizar un mayor esfuerzo y
procesamiento cognitivo. 3. Permitir generar expectativas apropiadas acerca de
lo que se va a aprender. 4. Permitir a los alumnos formar un criterio sobre qué
se esperará de ellos al término de una clase, episodio o curso. 5. Mejorar
considerablemente el aprendizaje intencional; el aprendizaje es más exitoso si
el aprendiz es consciente del objetivo. 6. Proporcionar al aprendiz los
elementos indispensables para orientar sus actividades de auto monitoreo y de
autoevaluación. (p.85)
Recomendaciones para
el uso de los objetivos los siguientes aspectos:1. Cerciórese de que son
formulados con claridad, señalando la actividad, los contenidos y/o los
criterios de evaluación (enfatice cada uno de ellos según lo que intente
conseguir con sus alumnos). Use un vocabulario apropiado para sus aprendices y
pida que éstos den su interpretación para verificar si es o no la correcta. 2.
Anime a los alumnos a enfrentarse con los objetivos antes de iniciar cualquier
actividad de enseñanza o de aprendizaje. 3. En ocasiones puede discutir el
planteamiento o la formulación de los objetivos con sus alumnos (siempre que
existan las condiciones para hacerlo). 4. Cuando se trata de una clase, el
objetivo puede ser enunciado verbalmente o presentarse en forma escrita. Esta
última es más plausible que la primera, además es recomendable mantener
presente el objetivo (en particular con los aprendices menos maduros) durante
todas las actividades realizadas en clase. 5. No enuncie demasiados objetivos,
porque los alumnos pueden extraviarse y crear expectativas negativas al
enfrentarse con ellos. Es mejor uno o
dos objetivos bien formulados sobre los aspectos cruciales de la situación de
enseñanza, para que verdaderamente orienten sus expectativas y los procesos
cognitivos involucrados en el aprendizaje. (p.85).
Organizadores previos
Un organizador previo
es un material introductorio compuesto por un conjunto de conceptos y
proposiciones de mayor nivel de inclusión y generalidad que la información
nueva que los alumnos deben aprender. Su función principal consiste en proponer
un contexto ideacional que permita tender un puente entre lo que el sujeto ya
conoce y lo que necesita conocer para aprender significativamente los nuevos
contenidos curriculares. Hay dos tipos de organizadores previos: los
expositivos y los comparativos. Los primeros, se recomiendan cuando la
información nueva sea desconocida para los aprendices; los segundos pueden
usarse cuando se esté seguro de que los alumnos conocen una serie de ideas
parecidas a las que se habrán de aprender. Por tanto, los organizadores
expositivos deben elaborarse con base en una serie de ideas o conceptos de
mayor nivel de inclusión que la información nueva, para así crear un contexto
de conceptos inclusores relevantes y favorecer la asimilación de los
contenidos; los organizadores comparativos se confeccionan utilizando las ideas
o conceptos de similar complejidad o del mismo nivel de generalidad que conocen
los aprendices, estableciendo comparaciones o contrastaciones con la
información nueva. (p. 92)
Las funciones de los
organizadores previos son: 1. Proporcionar al alumno “un puente” entre la información
que ya posee con la información que va a aprender · 2. Ayudar al alumno a organizar la
información, considerando sus niveles de generalidad-especificidad y su
relación de inclusión en clases. 3. Ofrecer al alumno el marco conceptual donde
se ubica la información que se ha de aprender (ideas inclusoras), evitando así
la memorización de información aislada e inconexa. (p.92)
Como recomendaciones para elaborar
organizadores previos: 1. No elaborar el organizador previo como una
introducción general o un resumen. 2. No confundir el hecho de que el organizador previo es más
inclusivo y general que el texto, con la suposición de que, por ello, será más
difícil de leer y comprender. Por el contrario, el organizador debe formularse
con información y vocabulario familiares para los aprendices. 3. No haga
organizadores demasiado extensos y difíciles de tal manera que el alumno los
perciba como una carga excesiva y decida “saltarlos” o les preste escasa
atención. 4. Es conveniente elaborar un organizador previo para cada núcleo o
unidad específica de material de aprendizaje, para que posea la pertinencia
deseable. 5. Al desarrollar organizadores para alumnos de poca edad o con un
nivel académico bajo, cuando el texto es muy complejo, es más conveniente
emplear externamente apoyos empírico-concretos (como ilustraciones,
representaciones gráficas de los conceptos mapas, redes, etc.) que presentar un
simple pasaje en prosa. 6. No se elaboren organizadores previos para materiales
de aprendizaje que ya contienen una introducción o información de contexto bien
secuenciada o elaborada. 7. Tampoco deben emplearse los organizadores cuando se
aprenderán datos o hechos desorganizados o sin una vinculación clara entre sí.
8. Para su elaboración pueden seguirse los siguientes pasos: a) Elaborar un inventario con los conceptos
centrales que constituyen la información nueva que habrá de aprenderse. b) Identificar aquellos conceptos que engloben o
incluyan a los conceptos centrales (o que sean del mismo nivel de inclusión que
los más importantes de la información que se habrá de aprender). Estos
conceptos (supraordinados o coordinados) son los que servirán de contexto y/o
apoyo para asimilar los nuevos; hay que recordar que estos conceptos deben
preferentemente ser parte de los conocimientos previos de los alumnos. c) Puede
elaborar un mapa conceptual (como el que se verá más adelante) para identificar
y reconocer las relaciones entre los conceptos supraordinados (base del
organizador previo) y los conceptos principales de la información nueva que
habrá de aprenderse. d) El desarrollo de estos conceptos de mayor nivel de
inclusividad constituirán la base del organizador previo. En su confección, ya
sea puramente lingüística y/o visual, déjese en claro las relaciones entre
estos conceptos y la información nueva que se ha de aprender; igualmente ha de
ser posible anime a que los alumnos exploren lo más posible dichas relaciones.
(p. 93-94)
Ilustraciones
Las ilustraciones
(fotografías, esquemas, medios gráficos, etcétera) constituyen una estrategia
de enseñanza profusamente empleada. Estos recursos por sí mismos son
interesantes, por lo que pueden llamar la atención o distraer. Las funciones de
las ilustraciones en un texto de enseñanza son: 1. Dirigir y mantener la atención
de los alumnos. 2.- Permitir la explicación en términos visuales de lo que
sería difícil comunicar en forma puramente verbal. 3.- Favorecer la retención
de la información: se ha demostrado que los humanos recordamos con más
facilidad imágenes que ideas verbales o impresas. 4.- Permitir integrar, en un
todo, información que de otra forma quedaría fragmentada. 5. Permitir
clarificar y organizar la información. 6. Promover y mejorar el interés y la
motivación. (p.85). (p.86)
Revisaremos ahora
algunas recomendaciones para el empleo de ilustraciones: 1. Seleccionar las ilustraciones
pertinentes que correspondan a lo que se ha de enseñar. Es conveniente tener
muy claro qué función desempeñará la ilustración cuando sea utilizada. 2.
Incluir sólo ilustraciones que tengan estrecha relación con los contenidos más
relevantes que serán enseñados. Llenar un texto con ilustraciones no
relacionadas (“decorativas”) no favorece el aprendizaje. 3. Las ilustraciones a
color serán preferibles a las en blanco y negro sólo si esta dimensión añade
información relevante sobre el contenido que se ilustra, o si se busca realzar
el atractivo del material. De no ser así, el color no influye en el
aprendizaje. 4. Incluir ilustraciones claras, nítidas, realistas, y en lo
posible, sencillas de interpretar. 5. Presentar las ilustraciones lo más cerca
posible a la información que ilustran. 6. Vincular de manera explícita las
ilustraciones con la información que representan. En el caso de un texto,
pueden emplearse pies de figura y referencias a las ilustraciones. 7. Es
preferible que las ilustraciones sean “autocontenidas” en el sentido de
aclarar, por sí mismas, qué están representando. Esto puede lograrse al
titularlas o añadir una breve explicación al pie de ellas. En el caso de gráficas
o tablas de datos, es indispensable rotularlas y aclarar qué fenómenos o
variables se están representando. 8. Incluir ilustraciones con calidad estética
y que representen con la mayor fidelidad la información a que hacen referencia.
9. Es preferible incluir unas cuantas ilustraciones que relacionen varios
contenidos relevantes, que incluir demasiadas ilustraciones inconexas que
provoquen la pérdida de interés a causa de la saturación. 10. Son preferibles
las ilustraciones completas y realistas que las abstractas, en particular en el
caso de estudiantes de poca edad. 11. Las ilustraciones humorísticas ayudan a
mantener el interés y la motivación de los estudiantes (particularmente los
jóvenes). (p. 89-90)
Redes semánticas
Las redes semánticas
también son representaciones entre conceptos, pero a diferencia de los mapas no
son organizadas necesariamente por niveles jerárquicos. De manera general,
puede decirse que los mapas conceptuales y las redes semánticas son
representaciones gráficas de segmentos de información o conocimiento conceptual
(p.100)
Las funciones de los
mapas conceptuales y de las redes semánticas son las siguientes: 1. Permitir
representar gráficamente los conceptos curriculares (que se van a revisar, que
se están revisando o se han revisado) y su relación semántica entre ellos. Esto
le permite al alumno aprender los conceptos, relacionándolos entre sí según dos
códigos de procesamiento: visual y lingüístico (semántica). 2. Los mapas y las
redes facilitan al docente y al diseñador de textos la exposición y explicación
de los conceptos sobre los cuales luego puede profundizarse tanto como se
desee. 3. Ambos recursos gráficos permiten la negociación de significados entre
el profesor y los alumnos; esto es, a través del diálogo guiado por el profesor,
se pueden precisar y profundizar los significados referidos a los contenidos
curriculares. En este mismo sentido, es posible animar y enseñar a los alumnos
a que elaboren sus propios mapas o redes (según sea el caso) de manera
individual o en pequeños grupos, y luego discutirlos mutuamente.. 4. El uso de
los mapas y las redes también puede ayudar a los alumnos a comprender en un
momento determinado de un episodio didáctico amplio (tema, unidad o curso), el
rumbo recorrido o el avance de las sesiones de aprendizaje; el caso de un
lector, ayuda a asimilar los conceptos revisados dentro de un texto, hasta el
momento de su lectura. Si el profesor los utiliza adecuadamente, puede
coadyuvar a que los alumnos relacionen con más facilidad los asuntos vistos en sesiones
anteriores con los nuevos temas que se revisan o con los próximos. 5. Con los
mapas y las redes es posible realizar funciones evaluativas; por ejemplo, para
explorar y activar los conocimientos previos de los alumnos y/o para determinar
el nivel de comprensión de los conceptos revisados. (p.100)
Cómo realizar redes
semánticas: 1. Haga una lista-inventario de los conceptos involucrados. 2.
Identifique el concepto nuclear. 3. Identifique y establezca relaciones entre
el concepto nuclear y los restantes conceptos, según los tres tipos básicos
propuestos anteriormente (jerarquía, secuencia y racimo). 4. Elabore la red
conceptual (no es necesario construirla jerárquicamente). Recuerde que en este
caso todas las relaciones entre conceptos deben especificarse por medio de
flechas y deben llevar el símbolo correspondiente según el tipo de relación
semántica identificada. 5. Vuelva a elaborarla al menos una vez más. (p.
101-102).
Mapas conceptuales
Un mapa conceptual es
una jerarquía de diferentes niveles de generalidad o inclusividad conceptual,
estructurada por varias proposiciones conceptuales. Está formado por conceptos,
proposiciones y palabras de enlace. En términos gráficos, para construir un
mapa conceptual, los conceptos son representados por círculos llamados nodos, y las palabras de enlace se expresan a
través de líneas (relaciones de
jerarquía) o flechas (relaciones de
cualquier otro tipo) rotuladas. (p.99)
Cómo realizar mapas
conceptuales: 1. Haga una lista-inventario de los conceptos involucrados. 2.
Clasifique por niveles de abstracción e inclusividad (al menos dos niveles),
esto le permitirá establecer las relaciones de supra, co o subordinación
existentes entre los conceptos. 3. Identifique el concepto nuclear. Si es de
mayor abstracción que los otros, ubíquelo en la parte superior del mapa, si no
lo es, destáquelo con un color especial cuando lo elabore. 4. A partir de la
clasificación hecha, construya un primer mapa conceptual. No olvide que el mapa
debe estar organizado jerárquicamente. 5. Reelabore el mapa cuando menos una
vez más: el volver a intentarlo permite identificar nuevas relaciones no
previstas entre los conceptos implicados. 6. Todos los enlaces utilizados en el
mapa deberán estar rotulados. 7. Acompañe la presentación o uso del mapa con
una explicación. (p.102).
Algunas
recomendaciones para el empleo de mapas conceptuales o redes semánticas:1.
Antes de utilizar los mapas o las redes en la situación de enseñanza, asegúrese
de que los alumnos comprendan el sentido básico de los dos recursos -es
indudable que la comprensión de lo que es una red implica un tiempo mayor por
el número de convenciones implicadas-. Aun cuando sean elaboradas y utilizadas
por el profesor, es necesario hacer comentarios introductorios o, de ser
posible, tener algunas sesiones previas con ejemplos vistos en clase. 2.
Asegúrese de involucrar los conceptos principales, no haga mapas o redes
enormes que dificulten la comprensión de los alumnos. 3. Siempre que sea
posible, es mejor hacer las redes y los mapas frente a los alumnos que
llevarlos preparados de antemano. 4. Un mapa o una red no son suficientes por
sí mismos, es mejor si van acompañados de explicaciones y comentarios que
profundicen sobe los conceptos. 5. Sugerimos que introduzca con sus alumnos (o
los lectores del texto diseñado) sólo una de las dos modalidades de
representación gráfica (especialmente si se trata de alumnos de educación
básica); debe utilizar la que ofrezca la mayor aportación a sus necesidades
didácticas. Las redes suelen servir más para trabajar con contenidos de
ciencias naturales y disciplinas tecnológicas; los mapas son más útiles para
casi todas las disciplinas, incluyendo ciencias sociales y humanidades. 6.
Puede utilizar cualquiera de los dos recursos al nivel que se lo proponga (clase,
tema, unidad, capítulo, curso, texto, etcétera, explicando siempre el nivel de
que se trate) para ayudar al alumno a tener un contexto conceptual apropiado de
las ideas revisadas o que se revisarán. 7. A partir de las partes de un mapa
determinado para una unidad didáctica, es posible construir nuevos mapas en los
que se profundicen los conceptos 8.
Pueden utilizarse los mapas como paso previo para la construcción de un
organizador previo. (porque permite identificar los conceptos supraordinados o
coordinados necesarios para la construcción de dicho organizador), o también,
pueden ser parte de un organizador previo o hacer la función de resumen. 9. No
haga un uso excesivo de estos recursos de tal forma que a sus alumnos les
resulte tedioso y, por tanto, pierdan su valor de enseñanza. (p.102-104)
Analogías
El empleo de
analogías es muy popular y frecuente: cada nueva experiencia tendemos a
relacionarla a un conjunto de experiencias análogas que nos ayudan a
comprenderla. Una analogía es una proposición que indica que una cosa o evento
es semejante a otro (Curtis y Reigeluth, 1984). Una analogía se manifiesta
cuando: 1. Dos o más cosas so similares en algún aspecto, suponiendo que entre
ellos hay otros factores comunes. 2. Cuando una persona extrae una conclusión
acerca de un factor desconocido sobre la base de su parecido con algo que le es
familiar. De acuerdo con Curtis y Reigeluth
una analogía se compone generalmente de cuatro elementos, los cuales
son: 1. El tópico o contenido que el alumno debe aprender, por lo general,
abstracto y complejo. 2. El vehículo que es el contenido familiar y concreto
para el alumno, con el que establecerá la analogía. 3. El conectivo, que une al tópico y vehículo: “es
similar a”, “se parece a”, “puede ser comparado con”, etcétera. 4. La explicación
de la relación analógica, donde además se aclaran los límites de ella.
Las funciones de las analogías son: 1. Incrementan la efectividad de la comunicación.
2. Proporcionar experiencias concretas o directas que preparan al alumno para
experiencias abstractas y complejas. 2. Favorecer el aprendizaje significativo
a través de la familiarización y concretización de la información. 4. Mejorar
la comprensión de contenidos complejos y abstractos. (p.95.96)
Algunas
recomendaciones para el empleo de analogías son las siguientes: 1. Asegúrese
que la comparación análoga sea explícita entre dos contenidos o áreas de
conocimiento. 2. Prevenir que la analogía no “vaya demasiado lejos” en el
sentido de ir más allá del punto de similitud, pues esto la invalida. 3.
Cerciórese de que el contenido o situación con la que se establecerá la
analogía será confusa y no significativa. 4. Explique al alumno las diferencias
y limitaciones de la analogía propuesta. 5. Estructure la analogía considerando
los elementos constituyentes ya señalados: tópico, vehículo, conector y
explicación. 6. Emplee analogías cuando se enseñen contenidos abstractos y
difíciles. (p.96).
Preguntas intercaladas
Las preguntas intercaladas son
aquellas que se plantean al alumno a lo largo del material o situación de
enseñanza y tienen como intención facilitar su aprendizaje. Se les denomina
también preguntas adjuntas o insertadas (Rickards y Denner, 1978; Rickards,
1980). Son preguntas que, como su nombre lo indica, se van insertando en partes
importantes del texto cada determinado número de secciones o párrafos. El
número de párrafos (o de tiempo de explicación) en el que deberá intercalarse
las preguntas, por supuesto, no se halla establecido; el docente o diseñador lo
seleccionará considerando que se haga referencia a un núcleo de contenido
importante. El número de preguntas, también se fija a criterio, pero se sugiere
que no abrumen al aprendiz. En relación al tipo de preguntas, éstas pueden
hacer referencia a información proporcionada en partes ya revisadas del
discurso (pospreguntas) o a información que se proporcionará posteriormente
(prepreguntas). Las prepreguntas se
emplean cuando se busca que el alumno aprenda específicamente la información a
la que hacen referencia (aprendizaje intencional); mientras que las
pospreguntas deberán alentar a que el alumno se esfuerce a ir “más allá” del
contenido literal (aprendizaje incidental). Por lo general, las preguntas
intercaladas se redactan bajo la modalidad de reactivos de respuesta breve o
completamiento, aunque es posible emplear, siempre que sea pertinente, otros
tipos de reactivos o bien referirse a respuestas de tipo ensayo o a actividades
de otra índole. (p. 94)
Generalmente se evalúa a través
de preguntas intercaladas los siguientes aspectos: a) La adquisición de
conocimientos. b) La comprensión. c) Incluso la aplicación de los contenidos
aprendidos. Se le ofrece al aprendiz
retroalimentación correctiva (es decir, se le informa si su respuesta a
la pregunta es correcta o no y por qué). Las preguntas intercaladas ayudan a
monitorear el avance gradual del estudiante, cumpliendo funciones de evaluación
formativa.
Las principales funciones de las
preguntas intercaladas son: -Mantener la atención y nivel de “activación” del
estudiante a lo largo del estudio de un material. -Dirigir sus conductas de
estudio hacia la información más relevante. -Favorecer la práctica y reflexión
sobre la información que se ha de aprender. -En el caso de preguntas que
valoren comprensión o aplicación, favorecer el aprendizaje significativo del
contenido. Algunas recomendaciones son las siguientes: 1. Es conveniente
emplear preguntas intercaladas cuando se trabaja con textos extensos que
incluyen mucha información conceptual, o cuando no es fácil para el alumno
inferir cuál es la información principal. 2. Es conveniente emplear las preguntas cuando se
desea mantener la atención sostenida y el nivel de participación constante en
el aprendiz. 3. El número y ubicación de las preguntas debe determinarse considerando
la importancia e interrelación de los contenidos a que harán referencia. 4. Se
sugiere dejar al alumno un espacio para escribir la respuesta. Esto es más
conveniente que sólo pedirle que la piense o verbalice. 5. Dar al alumno
instrucciones apropiadas de cómo manejar las preguntas intercaladas. 6. Ofrecer
retroalimentación correctiva si se desea monitorear el aprendizaje del alumno.
Es conveniente no presentarle en forma inmediata o adyacente la respuesta, para
no inducir a su simple copia; puede prepararse una sección especial con la
retroalimentación. (p.94-95)
Resúmenes.
Un resumen es una
versión breve del contenido que habrá de aprenderse, donde se enfatizan
los puntos sobresalientes de la
información. Las principales funciones de un resumen son: -Ubicar al alumno
dentro de la estructura o configuración general del material que se habrá de
aprender. -Enfatizar la información importante. -Introducir al alumno al nuevo
material de aprendizaje y familiarizarlo con su argumento central (cuando funciona
previamente). -Organizar, integrar y consolidar la información adquirida por el
alumno (en el caso de resumen posinstruccional). -Facilitar el aprendizaje por
efecto de la repetición y familiarización con el contenido. (p.90).
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